Estimados
compañeros,
deseo, en nombre de algunos funcionarios interinos de este
centro, agradeceros el apoyo que nos habéis prestado a lo largo de
este difícil curso que termina. Vuestra presencia en las asambleas,
manifestaciones, encierros y demás movilizaciones que se han llevado
a cabo en el Ramón y Cajal, y en Huesca en general en contra de los
recortes en Educación, además de vuestros buenos deseos y palabras
solidarias de apoyo, nos han ayudado a sentirnos arropados, a venir
a trabajar por las mañanas con ganas sabiendo que no estamos solos
en este barco.
Como ya todos
sabéis, aproximadamente la mitad de los profesores interinos de este
centro (unos 9 de 18) y entre 1500 y 2000 en todo Aragón, van a
encontrarse sin trabajo dentro de dos meses, en septiembre. Algunos
de estos profesionales acaban de empezar, otros llevan ya muchos años
de experiencia a sus espaldas. Unos y otros por igual, en septiembre
no tendrán trabajo ni sueldo para pagar las hipotecas ni para sacar
sus proyectos o a sus familias adelante.
¿Y qué va a ser
de todos estos profesores, pensarán algunos? Pues bien, unos se
marcharán al extranjero como profesores en secciones bilingües
(Rusia, China, Estados Unidos, México, Turquía, etc.); otros
buscarán trabajo en colegios concertados; otros probarán suerte en
otras profesiones como la hostelería, la venta de seguros, trabajos
de comercial o televentas, y un largo etcétera. Finalmente, algunos
se quedarán en casa, cobrando el paro y totalmente deprimidos sin
saber qué hacer.
En cuanto a los
que os quedáis, el panorama tampoco es halagüeno: muchas más horas
de trabajo, grupos sobrecargados de alumnos, más estrés... Y todo
ello, si no me equivoco, cobrando lo mismo que ahora o incluso menos.
Pero digo yo, mejor trabajar muchas horas en la enseñanza que pocas
fregando platos o dando clases particulares; mejor cobrar lo mismo
trabajando más que no cobrar nada. Y sobre todo, mejor tener la
oportunidad de seguir trabajando en lo que os gusta, para los que os
habéis formado durante muchos años (igual que esos 1500 – 2000
interinos a los que hacíamos referencia antes) y por lo que tanto
habéis luchado por conseguir que tener que desmontar el chiringuito
y marcharte.
Hoy me siento
triste porque veo que esto se acaba y probablemente me va a tocar ser
una de las que van a ver su sueño de ser profesora desvanecerse de
un plumazo. Sin embargo, también me siento feliz porque siento que
pertenezco a algo hermoso, a un movimiento de personas que luchan por
mantener sus derechos, un movimiento social que sale a la calle, se
pone las camisetas verdes y pide a gritos que le devuelvan lo que es
suyo; que reclama que los que han robado (nosotros no, desde luego)
paguen ante la justicia por lo que han hecho y devuelvan el dinero.
Soy parte de esta maravillosa marea verde y, aunque al año que viene
me toque fregar platos, a mis 44 años, con mi carrera hecha, mi
máster y mis cursos de formación, mis años en universidades e
institutos extranjeros buscándome las lentejas, mis 6 años
trabajando de interina para la DGA, mis dos hijos y mi hipoteca;
aunque me toque, yo seguiré saliendo a la calle a luchar con mi
camiseta verde. Y si tengo la suerte de que no me toque, también lo
haré. Por mí y por todos nosotros, funcionarios de carrera e
interinos, todos juntos. Saldré y me sentiré viva. Sintámonos
vivos. Escuela Pública, de todos, para todos.
Muchas gracias a
todos, buena suerte y hasta la próxima.
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